Sexo de la planta: cómo reconocerlo

El hombre, a lo largo de la historia, se ha encargado de alterar a su conveniencia los recursos que la naturaleza ponía a su disposición. La marihuana no se salvó de dicha experimentación, lo cual derivó en la aparición de diversas variedades que exploran nuevos horizontes al mezclar sepas de distintos lugares del mundo. Sin embargo, en este proceso de mestizaje, tenía una profunda importancia controlar el sexo de las plantas, pero ¿Por qué?

Reproducción de la marihuana

Bienvenidos a una realidad que mucha gente ignora: la marihuana también tiene sexos, por lo que podremos diferenciar entre una planta macho y hembra. Como ya sabemos, es el macho el que tiene la responsabilidad de fecundar a la hembra para que, en este caso, la hembra produzca semillas que posteriormente se convertirán en nuevas plantas.

Esto puede parecer un tanto insignificante, pero la realidad es que esos hermosos cogollos que tanto nos gustan sólo se desarrollan en la planta hembra siempre y cuando no sean fecundados por el macho, el cual no puede ser consumido.

El macho se encarga de, llegado el momento, liberar polen fecundador. Esta sustancia viajará hasta encontrarse con una planta hembra sexualmente madura, la cual recogerá en sus pistilos el polen para comenzar a desarrollar las semillas que darán pie a una nueva camada de plantas.

Cuándo diferenciar los sexos

Las plantas de marihuana llevarán un desarrollo homogéneo hasta la etapa de floración, que es cuando las plantas exteriorizan su sexualidad de manera clara. Lo hacen en las axilas de las ramas en las que crecerán extensiones de la planta, cuyas formas serán claros indicadores de la sexualidad de la misma.

En el caso de los machos, se desarrollarán unas especies de bolitas en este lugar que, tras madurar lo suficiente, se abren dejando salir al polen fertilizador que contienen.

Planta de marihuana macho

Estos «testículos» de la marihuana adquieren, en determinadas sepas, una forma similar a la un racimo de plátanos mientras que en otras se asemejan más a un racimo de uvas.

Testículos de la planta macho

Las hembras, en cambio, generan en las axilas de las ramas un pequeño saquito o bolsa verde de la cual emergen dos extensiones que se asemejan a pelillos blancos cuya denominación técnica es pistilos. A este «útero» de la marihuana se le brinda protección gracias a la creación de un cogollo que rezuma resina, principal fabricante del THC y demás cannabinoides responsables de nuestro amor por la planta.

Preflor femenina de una planta de marihuana

En la marihuana, así como en muchas especies de seres vivos, se presenta un tercer escenario, que si bien es raro, según la sepa puede ser de lo más normal: los hermafroditas. La marihuana desarrolla su sexualidad influenciada, sin duda alguna, por las características del entorno.

Normalmente, la mayor parte de la plantación tendrá una clara predominancia femenina. Sin embargo, estas proporciones se pueden ver alteradas de manera inequívoca si los factores ambientales no son los más adecuados. Se sabe que unas temperaturas cálidas favorecen la aparición de plantas hembras, siendo temperaturas más frías las que dan lugar a los machos, así como también, la presencia de estrés en la planta.

Sin embargo, si tomamos esto en cuenta, se puede dar la situación de que los factores que contextualizan a la planta, incidan de tal manera en ella que provoquen un pequeño desorden hormonal en la misma que acabará desarrollando los «genitales» de ambos sexos, incluso pudiendo llegar a fertilizarse a sí misma.

El sexo de la marihuana y sus consecuencias

Una vez hayamos identificado la sexualidad de nuestra planta, debemos ser conscientes de las medidas que se deben tomar en función de lo que queramos conseguir en nuestro cultivo. Si lo que buscamos es la obtención de semillas propias para tener a largo plazo una plantación autosostenible y sin necesidad de recurrir a proveedores de semillas, en nuestra plantación mantendremos con vida a los machos y hermafroditas de manera que se realice la fecundación de las hembras y de esta manera conseguiremos nuevas semillas para volver a plantar.

Sin embargo, esto plantea un problema, y es que al estar mezclando constantemente semillas «hermanas» las plantas que vayamos obteniendo con el paso del tiempo perderán su calidad, siendo también plantas mucho más débiles y enfermizas.

Es por ello que la mejor opción es detectar tanto a machos como a posibles hermafroditas, ya que estos, cuando llegue el momento, comenzarán a liberar el polen fertilizador, que, en un espacio cerrado o cercano como es el que normalmente tendremos en nuestro cultivo puede acabar por fertilizar totalmente a las hembras.

El problema que esto plantea es que los cogollos polinizados comienzan a generar las semillas, por lo que ya no son aptos para el consumo humano. Si tomamos esto en cuenta, en una plantación de varias plantas, la presencia de un macho puede acabar en la fertilización de todas las hembras, de manera que aunque obtendremos muchas semillas, no tendremos un producto para el consumo.

La eliminación de machos y hermafroditas es una de las principales tareas del cultivador actualmente, ignorando la obtención propia de semillas. De hecho, el lado positivo de esto es que obtendrás un 100% de cosecha de tus plantas y para cuando quieras nuevas semillas, recurrirás a Matilla para obtenerlas, lo cual te garantiza semillas de alta calidad y sin cruces familiares cercanos, por lo que las plantas que se obtienen de las semillas son siempre líneas puras.

Sexualidad acelerada

En algunos casos, los cultivadores más curtidos buscarán no malgastar tantos recursos en posibles plantas macho por lo que acelerarán todo lo posible la fase de prefloración. Esto se obtiene dejando como mínimo (por regla general) la planta totalmente a oscuras durante 3 días.

Sexo predeterminado de las semillas

Cuando plantamos marihuana para consumo propio, sin buscar la producción de nuevas semillas, corremos el riesgo de tener la mala suerte de que muchas plantas salgan macho, lo cual nos dejaría sin cosecha.

A la vez que se pierden muchísimos recursos como fertilizantes, abonos o sustratos ya que la planta tardará algunas semanas en mostrar su sexo, habiendo consumido ya muchos recursos para entonces. Es por estos motivos que los fabricantes comenzaron hace ya hace algunos años a comercializar semillas feminizadas, es decir, semillas que con un tratamiento químico se ven forzadas a salir femeninas sin mayor cuidado, lo cual nos ahorra tremendamente el trabajo de tener que esperar hasta la prefloración para poder saber la sexualidad de las mismas.

Sin embargo, y como toda intervención artificial en una planta, la aplicación del tratamiento químico puede provocar una clara caída de la calidad de los cogollos que se obtienen en comparación a una hembra que se haya desarrollado de manera natural y sin ser forzada.

Cabe también mencionar que muchos expertos y ampliamente curtidos en el cultivo de marihuana prefieren correr el riesgo de desperdiciar productos de cuidado en las plantas hasta saber su sexo con tal obtener un producto 100% natural y de mucha mejor calidad que las feminizadas.

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