Poda y torsiones de la planta de marihuana

La poda de la planta de marihuana es más complicada de lo que puede ser en cualquier otro tipo de planta, ya que la poda variará sus características en función de lo que se quiera conseguir con la misma. Es por ello que aspectos como momento, mecánicas, lugares y cantidades serán los principales puntos a cuidar en este paso del cultivo de nuestra amada planta. En este artículo te presentamos las podas más populares y sus diferencias para que sepas , más claramente la inmensa variedad de técnicas existentes en el cuidado de la marihuana.

Poda apical

Esta técnica es sumamente útil tanto para cultivos de interior como para los de exterior. Su objetivo es controlar la altura de las plantas de manera muy simple, sin ningún tipo de conocimiento experto con resultados realmente destacables.
Para esta técnica necesitaremos un cuchillo, una hoja de corte, tijeras de podar navaja o cualquier otro tipo de elemento cortante que nos permita intervenir la planta sin crear mayores estragos de maniobrabilidad, así como también, debemos esterilizar dicha herramienta para evitar cualquier tipo de infección en la planta.

En esta poda lo que haremos es cortar el ápice ya que al hacerlo, nada crecerá nuevamente en él. Sin embargo, todo lo que estaba previamente a éste, es decir, las partes por debajo de él, verán que la planta concentra sus nutrientes en ellos de manera que su desarrollo se verá más potenciado de lo normal, ya que si cortamos el ápice que es la punta principal de la planta, las puntas secundarias restantes podrán recibir los recursos que antes se destinaban a esta, por lo que la planta producirá mejores cogollos y una mayor cantidad de producción.

Esta poda dependerá principalmente de la época en la que germina la planta, de manera de que si, por ejemplo, lo hacen en primavera, será necesario hacer esta poda si no queremos que pase de determinada altura, mientras que en otoño, la planta tienda a obtener un tamaño reducido por lo que no será necesaria la realización de esta técnica.

Poda proliferadora: Obtención de esquejes

El uso de esquejes es una técnica de clonación de la planta sumamente efectiva cuando se realiza de manera correcta. El objetivo es podar una rama pequeña de la planta madre, dejando un pequeño tallo sobresaliente del último nudo al que se le cortarán cualquier rama que ya tenga o que esté en crecimiento en el mismo. Es conveniente que para evitar la deshidratación del fragmento se corten partes de las hojas, de manera que la planta no destine tantos recursos a estas partes y se centre en el tallo y el enraizado.

Para que el enraizado tenga un buen efecto, tendremos que plantar esta pieza de la planta madre en un medio de germinación. La mejor manera de hacerlo correctamente es insertando el fragmento en una pieza de lana de roca, medio de germinación que ya hemos mencionado en otro artículo sobre la germinación de la planta de marihuana.

Poda FIM

Como hemos explicado anteriormente, la poda apical consiste en cortar el ápice superior de la planta para que, de esa manera, la altura de la planta se regule y estabilice en ese momento. Sin embargo, hace unos años, algún genio lo hizo mal y no cortó totalmente el ápice. El resultado de su torpeza fue el surgimiento de una técnica tremendamente favorable a nuestros intereses de cultivo.

Denominación

El método de poda FIM, le debe su nombre al error que le dio nacimiento, de hecho, es un acrónimo para la frase «Fuck, I missed» y consiste en buscar el ápice de las puntas que tengamos interés de incrementar y realizar un corte parcial del mismo. Es decir, debemos dividir el ápice en varias partes, según nos interese, aunque conviene hacerlo en 2.

El resultado de esta actividad es que dicho ápice, en vez de desarrollar una sola nueva extensión, desarrollará tantas nuevas extensiones como partes se haya generado con los cortes parciales, es decir, varias ramas nuevas en vez de sólo una.

¿Para qué?

El objetivo del FIM puede realmente reducirse a dos opciones: la primera es que quiera convertir el ejemplar en el que se realiza en una planta madre de la que obtener esquejes en grandes cantidades a partir de una única germinación, lo cual incrementará los ratios de productividad de dicha planta. O, segundo, convertir esta planta en una gran unidad productora de cogollos, lo cual incrementa de manera asombrosa la cantidad producto que se obtiene en la planta.

En ambos casos, la proliferación de la planta será considerable por lo que harán falta muchos recursos tales como espacio y nutrientes para mantener sano todo el crecimiento que surja a partir de esta técnica.

Uno de los puntos más destacables de esta técnica es que en caso de no medir la intensidad o el ángulo del corte, es que no obtendremos nuevas extensiones, lo cual se traduciría de manera innegable en una poda apical.

Pellizcar la planta de marihuana

La poda apical busca detener el crecimiento y nutrición vertical ascendente de la planta por medio de amputar su unidad de crecimiento última. Esto es de gran importancia para la vitalidad de la planta, ya que esta acaba destinando sus recursos al resto de la planta y no se centra sólo en la última parte de ella misma. Sin embargo, cabe destacar que aunque conseguimos un reparto más equitativo en toda la planta por medio de esta poda, nunca volveremos a recuperar la parte extrema de la planta ya que una vez cortado el ápice, este nunca vuelve a crecer.
Es por ello que surge la técnica del pellizco. En esta se busca el nudo más alto de la planta, el ápice que cortaríamos en la poda apical y en vez de amputarlo, lo apretamos ligeramente con nuestros dedos hasta que cruja.

¿Para qué?

El resultado de esto es que le generamos a la planta una lesión interna que impide el crecimiento vertical de la misma, al menos, hasta que se cure dicha lesión y por tanto ralentizando su alargamiento. Al ocurrir esto, la planta destina los recursos suficientes para que el nudo se recupere mientras que lo demás lo reparte en el resto de la planta.

De esta manera se obtienen los mismos resultados que con la poda apical, sólo que se diferencian en que la planta seguirá su crecimiento vertical una vez se haya curado la lesión del ápice.

Obviamente, la elección entre la técnica del pellizco o la poda apical dependerá de los intereses del cultivador, ya que normalmente predominará la segunda debido a la gran altura que alcanzan las plantas de marihuana.

Esta técnica destaca especialmente en los cultivos de tipo SOG (Seaof green) además de conseguir una altura más homogénea de las plantas, incluso si son de diferentes estirpes de marihuana, lo cual facilita y aumenta la calidad y cantidad de producción obtenida de las plantas.

Poda de ramas bajas

Aquí viene la técnica antagonista de la poda apical, la cual busca concentrar los recursos de la planta en toda ella a través de amputar su extremo superior. La poda de ramas bajas busca el efecto contrario, es decir, concentrar todas las cualidades de la planta en su parte superior.

Cuando hacemos una poda apical, o similares, la planta tiende a repartir lo más equitativamente posible sus recursos nutritivos lo cual puede llegar a producir cogollos inútiles, que no llegan a madurar ni a compactarse, por lo que acaban formando desechos que consumieron recursos.

Al podar las ramas bajas, se amputan todas las extensiones del tallo principal que queden a la sombra de las ramas superiores, lo cual las hace más débiles y con una producción cualitativamente inferior. Es por ello que su eliminación es sumamente conveniente para poder elevar la calidad del producto obtenido de la parte superior así como también la cantidad que se obtiene de él. La variedad de marihuana que mejor se lleva con este método es la Critical +.

Doblar las ramas

El último método que te sugerimos consiste en buscar ramas relativamente delgadas y que sean secundarias. Es importante no llegar a quebrar la rama, simplemente dejarla torcida.

Al hacer esto, la planta generará un bulto o callo en la zona doblada, lo cual significa que se están destinando recursos a dicha área para curar los daños producidos al doblarse. Esto nos permite, de manera instantánea, detener en gran medida el crecimiento de la planta, lo cual significa que esta mandará recursos para la cura y fortalecimiento de la rama dañada y no para su crecimiento, de esta manera podrá aguantar mucho más peso.

Otra consecuencia es que para cuando la planta realmente haya curado el doblado de su rama, la etapa de floración se le echará encima por lo que sus recursos se destinarán para la formación del cogollo y sus características. Esto permite que el cogollo sea mucho más grande y sabroso de lo normal, ya que la planta, a final de cuentas, no gastó tantos nutrientes ni energía en hacer crecer sus ramas, sino que destinó de manera suficiente sus recursos para curar estragos y posteriormente producir de manera directa el producto.

Esto supone una gran ventaja ya que si comparamos una planta cuidada sin realizar dobleces con una a la sí hemos doblado, la producción no solo aumenta en calidad sino que también en cantidad, con cogollos más gordos y compactos.