Las monjas que cultivan marihuana

Hace cinco años, Chistine Meeusen decidió usar la vestimenta habitual en monjas en una protesta en Wall Street, en Central California. Oriunda de Milwaukee, esta auténtica heroína del cannabis vivió en Ámsterdam cerca de 9 años mientras trabajaba como una consultora de negocios. Respecto a su regreso a EEUU, junto a sus tres hijos tras un amargo divorcio en 2008, se encontró profundamente horrorizada por lo que se encontró al volver: una clara disminución en el bienestar social, abismales ratios de desempleo y un descuido general por el medio ambiente.

Meeusen, ahora con 59 años, no sabía cómo iría a reaccionar la gente con su disfraz «- un vestigio de Halloween – » y se sentía complacida con la extremadamente positiva respuesta que recibió de sus compañeros protestantes.

Esta «monja» piensa que la gente estaba sorprendida porque ellos no estaban acostumbrados a ver ropajes clericales robados en EEUU, donde realmente nos le importaba. De hecho la gente ni siquiera se preocupaba en que ella fuese una monja simulada, solo se acercaban a ella para que les encendiera las velas, rezara y les ayudara.

Cuando más se involucraba ella con el movimiento protestante, esta decidió fusionarse con su personaje de monja, adoptando sobre sí misma el apodo de «Sister Ocuppy» y comenzó a montar su propio credo justificándose en que «si el Congreso puede denominar como vegetal a una pizza, ¿por qué yo no puedo considerarme una monja?».

Las monjas de los milagros

Las hermanas del valle.

En estos días, Meeusen encuentra apoyo en la hermana Kate, una voluntaria que se apuntó por sí misma en el movimiento de Meeusen tras decepcionarse con el movimiento protestante y su desigualdad, por lo que considera que ahora tiene un propósito mayor.

En los últimos años, ambas han estado creando lociones aceitosas con base cannábica, junto a su aprendiz Darcy Johnson, un granjero amateur de apenas veinticuatro años originario de Portland. El revolucionario movimiento que estas dos carismáticas monjas desarrollan es conocido como las «Hermanas del valle» y venden sus productos de manera online. Estos ítems están hechos con cepas de marihuana como el Harlequin que ofrece una concentración CBD muy alta, el cual, como hemos dicho en otras publicaciones, tiene unos efectos psicoactivos mínimos mientras que los beneficios médicos de esta sustancia son simplemente fenomenales.

Los integrantes de este movimiento se consideran a sí mismos como unas figuras espirituales que pueden curar cualquier clase de males físicos con sus productos, a los que identifican como medicinas. Aparte de esto, también realizan profundas investigaciones en cada religión, viajando desde el judaísmo al paganismo en busca de nuevos rituales y acondicionar sus productos a estos utilizando el ciclo lunar.

Ubicación de las monjas

La producción empieza con la luna nueva y se completa cuando aparece la luna llena, lo cual le otorga al producto unas características especiales y llamativas, por lo que cuando los ciclos de cosecha no coinciden y hay que hacerlo tras la luna llena, esos lotes de producto irán etiquetados de una manera diferente y a un precio menor.

Hace poco más de dos años, las hermanas compraron un acre y mudaron su centro de operaciones desde la ciudad de Merced hasta su terreno en el remoto valle en la que cuentan con 3 edificaciones: «The Abbey» es un pequeña casa de tres habitaciones donde se fabrica la medicina, luego nos encontramos con otra casa que contiene una oficina y una cocina comunal, además de un garaje que es el hogar de un pequeño cultivo de una docena de plantas de cannabis que las hermanas pueden cultivar de manera legal gracias a sus permisos de marihuana medicinal. Por último, nos encontramos con un patio trasero lleno de florecientes árboles frutales, un mirador del valle, un sitio especial para fogatas y un jardín vallado.

Merced: una ciudad que esconde más de lo que muestra

Mientras que Merced es una ciudad pintoresca con su tranquilidad aparente, polvorientas carreteras que interrumpen la nada a lo largo de muchos kilómetros que no parecen terminar, no hay que creer en lo que los ojos nos cuentan, pues no todo es así de bonito. Merced es una ciudad sometida al terror por su cercanía e importancia estratégica al cartel de la droga de Sinaloa a la vez que su legislación es una guerra constante en cuanto a la legalidad de la hierba.

Irónicamente, este fue el sitio al que decidieron mudarse las hermanas, apuntando al hecho de que el suelo es rico en nutrientes para el cultivo además de que la población de esta zona es predominantemente pobre, de manera que ellas pueden cultivar toda la marihuana que necesitan para su proyecto a la vez que crean cientos de empleos amparados por la ley.

La industria cannábica en EEUU

Sin embargo, esta pequeña empresa no es más que una diminuta parte de una industria creciente en EEUU, la cual se ha visto exponencialmente disparada desde que los estados de Colorado y Washington legalizaron la droga para su uso recreacional en 2012. La legalización ha ayudado a desvanecer paulatinamente las asociaciones que envolvían a la marihuana y a la cultura «stoner». De esta forma, estudios económicos recientes apuntan a que las ventas legales de marihuana en este país han subido hasta los 6.7 billones de dólares. De esta forma, son muchos los productos innovadores, como los que venden estas hermanas, que se diseñan con el objetivo de aliviar el dolor y mejorar la salud, siendo un reclamo en una cultura proliferante que defiende el bienestar del individuo.

Preparación de las lociones

La hermana Meeusen exprimiendo el contenido de una preparación.

Por la tarde en la granja, las hermanas comienzan a preparar un fresco lote de bálsamo, para lo cual se ponen guantes y se ponen manos a la obra. Las hermanas han desarrollado ciertos hábitos durante su trabajo, como el de encender velas, quemar salvia y escuchar música muy suave, generalmente con ideologías ecológicas.

Mientras preparan los ingredientes, ocho ollas de cocción lenta se encuentran en calentado, listos para ser rellenados por los cuencos de ojas, aceite de coco, aceite de caléndula, vitamina E, cera de abejas y aceite con esencia de lavanda. Se comienza derramando enormes cantidades de aceite de coco mientras que también se introducen unas onzas de cannabis cosechado. Se revuelve bien el contenido, tras lo cual se agregan el resto de componentes variables en función de la loción que se esté preparando.

Después de que los ingredientes se han distribuido entre todas las ollas de cocción lenta, hay una sesión de rezos en las cuales hacen mucho hincapié en que los productos consigan los efectos medicinales deseados y que ayuden a la gente a superar sus males y encontrar el bienestar.

Las monjas ya no están solas

Recientes incorporaciones a su network les han permitido bajar los precios, principalmente gracias a una empresa de crecimiento orgánico a la que subcontratan para fabricar los otros ingredientes de sus lociones a la vez que les venden los residuos orgánicos de sus preparaciones para que estas empresas colaboradoras las utilicen como abono o como componente de sus otros productos.

Actualmente sus productos se pueden conseguir a varios precios, los cuales varían en función a la cantidad de CBD que contienen los mismos, de forma que los productos con la presencia de CBD más alta pueden comprarse a partir de los 95 $, mientras que los botes del mismo producto pero en cantidades menores se pueden conseguir por unos 9.99 $.

Bolsas de cannabis esperando a su utilización en el proceso productivo.

La gratitud del consumidor

Los consumidores habituales, clientes ya fidelizados de estas monjas de pega, recomiendan fehacientemente el uso de estas salvias para los dolores crónicos de espalda, dolores articulares o musculares, coincidiendo todos ellos en la rapidez y efectividad de las lociones cuando se utilizan, eliminando incluso la necesidad de tomar calmantes tradicionales.

Incluso, han habido casos probados de consumidores que han sufrido graves accidentes o enfermedades puntuales que les han provocado daños permanentes, con los dolores que caracterizan a estos desafortunados individuos que han encontrado el milagro tranquilizante en las medicinas de las hermanas del valle.

Son miles los mails que reciben a diario, en los cuales encuentran la principal causa por la que trabajan que no es más que la de saber que sus productos están ayudando a personas con problemas físicos a salir adelante y poder normalizar mínimamente su vida, sin tener que medicarse.

2 comentarios en «Las monjas que cultivan marihuana»

  1. La medicina tradicional es fatal para el hígado y los riñones. El cannabis me devolvió la vida y alegría de vivir sin dolor. Está es una planta de Dios.

    1. Llevas toda la razón, los productos de marihuana para los dolores estan hechos de cáñamo natural evitando dañar como lo hacen muchos medicamentos. Un saludo!!

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