Cómo cuidar tu armario de cultivo

El cultivo de marihuana es una empresa de gran complejidad aunque no lo parezca, pues no sólo nos encontramos frente a una planta que exige de unas determinadas condiciones para poder desarrollarse correctamente, sino que también estamos hablando de una planta que no está del todo aceptada socialmente, siendo preferible cultivas en interior, a salvo de miradas indiscretas utilizando, a su vez, un armario cultivo.

El armario de cultivo no sólo nos permite disimular aspectos como el olor, la humedad o la mera presencia de la planta en nuestro hogar, sino que también ayuda a preservar la misma en un entorno cerrado sobre el cual se mantiene un control total. Sin embargo, es necesario conocer con perfección la condiciones requeridas por esta maravillosa planta y así conseguir los mejores resultados.

Tipos de cultivo en el armario

Lo primero que hay que indicar, es que independientemente de la cepa de marihuana que vayamos a plantar, esta debe partir de semillas y nunca de esquejes. La razón de esto es que los esquejes pueden verse afectados en un armario de interior ya que es una técnica especialmente agradecida con entornos exteriores o sitios cerrados pero con espacio de sobra. Los esquejes no es que necesiten mucho espacio ni libertad, es simplemente que el armario consigue concentrar fuertemente las condiciones, lo cual es contraproducente y dañino para un esqueje.

Un esqueje listo para ser puesto en un maceta, ya sea por cambio o limpieza de esta.

Por el contrario, las semillas de marihuana agradecen enormemente esta fuerte concentración de factores ya que les da la vitalidad e iniciativa que un sustrato, bien nutrido y en condiciones, no puede brindarles totalmente.

Armario de cultivo: densidad del cultivo

El armario de cultivo, como hemos dicho, es capaz de mantener en un espacio reducido unas condiciones idóneas para las plantas. Sin embargo la fuerte concentración de estos factores tiene un límite de plantas a las cuales puede nutrir.

Un exceso de plantas dentro del armario es un problema no por el hecho de que se vayan a estorbar unas a otras durante su crecimiento, sino porque estas tenderán a consumir los recursos que se aportan en el mismo por lo que esa concentración será insuficiente para tener una cosecha óptima.

Este motivo ha sido evidenciado en miles de cultivadores que se preocuparon por optimizar la relación cantidad-espacio y no tuvieron en cuenta que quizás los elementos presentes no serían los suficientes. Los resultados de este error fueron plantas mal desarrolladas, de las cuales muchas morían antes si quiera de producir flores y que las pocas que llegaban a tener cogollos, los fabricaban con una tremenda carencia de resina, siendo un producto totalmente insípido.

La recomendación general a partir de estos ensayos insatisfactorios es que las plantas de marihuana deben aglutinarse a razón de 12 plantas por m2, aunque la conveniencia de esta afirmación dependerá del tipo de armario o de otros factores, hay que reconocer que como medida aproximada y referente, en Matilla es la proporción que mejores resultados nos ha aportado.

Armario de cultivo: iluminación

Una forma innovadora de iluminación lateral en vez de superior: el scrog en anillo.

Lo primero a tomar en cuenta es la distancia de seguridad, pues la gran mayoría de fuentes de luz generan calor de manera constante, el cual puede llegar a quemar la planta si se encuentra a gran cercanía. Existen luces especialmente diseñadas para no herir a las plantas por muy cercas que estas se encuentren (llamadas luces frías), pero plantean la necesidad de invertir en más equipos ya que las luces calientes generan calor y a la vez aportan la luz requerida. Esto supone que el uso de calentadores es menos importante, siendo utilizado para elevar la temperatura en la dimensión que las luces no puedan.

El usar luces frías, por tanto, supone tener los calentadores funcionando de manera continua e ininterrumpida, generando un mayor gasto energético que se acabará traduciendo en una factura mayor.

Por ello con toda probabilidad usarás luces calientes, las cuales serán de sodio. Hay que mencionar que hay muchas potencias de este tipo de lámparas pero las más indicadas son las de 600 watios y las de 400 w. En las del primer caso, las de 600 w, esta tendrá que posicionarse a unos 50/60cms de distancia por encima de la planta, mientras que en las de 400 w con 35/40 cm bastará. A medida que la planta vaya creciendo, se tomará constancia de la distancia para que se mantenga en los números mencionados.

Durante la fase de crecimiento, las plantas requerirán de luz continua durando 18 horas y necesitarán de oscuridad otras 6, prolongándose esta fase unas dos semanas aunque la mejor manera de saber que es suficiente es cuando la planta alcanza los 25 cm de altura. En la fase de floración, las horas de luz y oscuridad se igualan a 12h cada una.

Armario de cultivo: ventilación

Este es quizás uno de los apartados más complicados del cultivo ya que la maquinaria que hace la extracción debe realizar igualmente la introducción de aire en caso de ser necesario. La función de extracción es necesaria que esté activa mientras se esté aplicando luz al cultivo, mientras que durante el periodo de oscuridad es recomendable activarlo a razón de 15 minutos por hora y al final de la floración el mismo tiempo cada media hora.

Por último hay que señalar la posibilidad de una humedad exagerada, la cual si llega a superar el 90% debe combatirse con el extractor durante 24 horas hasta que se normalice.

Armario de cultivo: condiciones térmicas

La planta de marihuana es especialmente sensible a la temperatura, aunque el peligro de esto es que los efectos negativos de la misma no son instantáneos, sino que hacen falta largos periodos de exposición a temperaturas poco óptimas para causar daños, o que la temperatura oscile constantemente, dando amplios saltos de varios grados.

Un conjunto de macetas en un armario de cultivo: una de las mejores combinaciones de control del entorno para las plantas.

Hay que asegurarse imponiendo unos límites a la temperatura que nunca debe superar los 31 grados Celsius ni bajar de los 17. Esto no significa que se puedan tener a esta temperatura, sino que estos son límites que ni siquiera deberían alcanzarse. De esta forma hay que destacar que la temperatura óptima es la que se encuentre entre los 20 y 28 grados Celsius.

Por otro lado, la temperatura y el riego producirán la presencia de humedad que debe estabilizarse entre el 20 y el 75%. Es normal que hayan pequeñas subidas repentinas hasta un 90%, lo cual dura tan sólo un momento y se estabiliza pero habrá que tener cuidado si estos picos de humedad superan el 90%, lo cual es síntoma de que hay sobreabundancia de riego o de calor.

Armario de cultivo: riego

Cuando reguemos nuestras plantas, tendremos que ser muy meticulosos y aportar la cantidad exacta necesaria según la fase de vida de la planta, ya que según esta va creciendo, su consumo hídrico variará, por lo que un sobre riego en la maceta acabará por crear acumulaciones de agua no utilizada que acabará en forma de humedad en el medio ya que el armario concentra el calor y otros factores, de manera que el agua sobrante no consumida por las plantas se verá evaporizada.

Esto puede parecer un hecho carente de importancia, pero lo cierto es que el exceso de humedad es totalmente perjudicial para la planta, que puede verse privada de aire, desarrollándose mal y, en el mejor de los casos, perdiendo la calidad de su producto.

La pulverización del agua puede ser una de las mejores formas de regar las plantas con precisión.

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